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Nadie quiere ser lo que ya se Es

Nadie quiere ser lo que ya se Es

El alguien siempre quiere otra cosa o llegar a ser mejor, pues estar satisfecho por el hecho de ser, solo  cuando no hay alguien. Las preocupaciones e insatisfacciones mentales son las consecuencias de una separación en la mente del propio reconocimiento de ser o todo lo que Es. 
 
Por eso no hay nadie que quiera ser lo que se Es, porque el alguien está separado de lo que se es y para reconocer lo que se es, el alguien de la mente ha de perecer, el reconocimiento a de diluir la idea de ser, por la evidencia de lo que se es, erradicando toda idea de separación individual. Ese alguien lucha intensísimamente por sobrevivir, pues dejar lo que se cree que se es, es la muerte o disolución de la identidad falsa, el alguien no quiere dejar de ser; su potente lucha por “sobrevivir” es camaleónica, tomando diferentes aspectos pero manteniendo su individualismo. 
 
 Cuando se ve, es muy curioso ver que en la mayor parte de las líneas o exposiciones espirituales, tanto tradicionales como de nueva era, se puede ver ese camaleón del yo individual funcionando a sus anchas, con apariencias de espíritu inmortal, de un mayor amor y bondad existencial luchando contra el supuesto mal, de evolución en dimensiones superiores de seres de luz, de poderes y posibilidades milagrosas, etc.
 
 El reconocimiento de ser nada y todo simultáneamente, y que la identidad solo es “separada” en el sentido absoluto, que es eterna y eso quiere decir sin tiempo, que es inmortal porque es no nacida; realizar la identidad real es la auténtica espiritualidad, y no una identidad independiente que puede trasmutar convirtiéndose en…No es convertirse a…La auténtica espiritualidad es ser lo que ya se Es, y eso es reconocimiento.

Volviendo al inicio

Volver a los valores más inmediatos, simples y fundamentalmente básicos, cuando la desilusión llega a su máxima expresión; cuando el mundo de ideas e ideales quedan sin valor, y las ideas son totalmente superfluas y volátiles. La simpleza, en esa plena e inmediata experiencia de vida presenciada y sentida como realidad inmediata del presente. Cuando no hay nada más que esto, lo que es ahora, sin especulaciones mentales, deseos, búsquedas, culpas, o criticas; cuando la inmediatez de lo que se ve y se siente, es este momento presente de siempre, que parecía haberse olvidado pero reconociendo que ha sido siempre, por ser la simplicidad del presente. 
 
 Volver al inicio de todos los posibles principios y descubrir eso que es sin principio ni fin; el inicio convertido en un ahora permanente, donde los sucesos son sencillamente lo que son, y eso es su espectacular presencia, en la sencillez independiente de toda especulación mental. Ese volver al inicio es la abertura a toda posibilidad, es la posible auténtica libertad, es esa independencia dependiente del cual es todo, en una total libertad, que es todo lo que es ahora. Realmente lo que busca el alguien que se cree ser un yo independiente, de un modo consciente o subconscientemente, es vivir despachurradamente en el inicio de lo que es sin fin ni principió, de todo lo que es Ser ahora, que es verdaderamente Ser.
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