PLENITUD: Solemos estar ciegos
PLENITUD: Solemos estar ciegos
Plenitud es muchas veces oímos decir que un poco de ambición es buena, ambición que se comenta socialmente como ambición sana.
La persona, parece experimentar una demanda o inquietud de querer ser más feliz, de poder hacer más, y de saber más. Esta inquietud que se proyecta hacia el exterior, en querer tener una mayor salud, poder, dinero, conocimientos, amor, y admiración de los demás. En esta demanda de mejorar, y de vivir un bien mayor, el ser humano lo vive con una gran intensidad por medio de sus sentidos en el mundo de las experiencias y demandas exteriores.
La ambición, en el ser humano crece en la medida en que cree que adquiere más plenitud dependiendo de las circunstancias exteriores, esta ambición se convierte en una carrera sin fin; aun en esos aparentes buenos sentimientos y quehaceres hacia todos, esta dominando la necesidad del exterior para conseguir esa plenitud esperada, y aunque aparentemente parece venir del exterior, la plenitud, está y surge del fondo intimo y esencial del vivir.
Detrás de todo deseo está la plenitud esperada, le damos paso en la medida en que se cumple ese deseo, y solemos estar ciegos y (no ver), sin darnos cuenta que podríamos ir directamente a esa plenitud, sin necesidad del deseo, o que se cumpla el deseo.
He de descubrir que está en mi, y surge en mi, no de las circunstancias exteriores existenciales.
La existencia inevitablemente comporta una relación de convivir, coexistir, de armonizar y de mejorar. La persona desde su nivel de desarrollo debe de hacer lo que buenamente sepa y pueda para lograr eso, que en definitiva es actualizar lo que surge y tenemos en un nivel más intimo. Trasladar lo que viene de nuestro fondo intimo en la relación con el exterior.
El trabajo de la autorrealización consiste en des- hipnotizarse y colocarse donde la plenitud ya es, dejar de creer que esa demanda de plenitud depende del exterior, el exterior es una recreación de mi potencial intimo o interno, y en la medida que me centro en mi, como noción de máxima intimidad y presencia, puedo vivir toda plenitud. Despertar a esa verdad colocándose en ese centro intimo, es vivir desde la fuente, es vivir la plenitud en su forma original, de dentro a fuera, para llegar a descubrir y sentir esa unidad dentro-fuera.
La unidad dentro fuera es reedescubrir que cada cosa vista desde su nivel es perfecta, que la imperfección no existe es aparente, solo existe la consecuente relación entre los diferentes niveles dentro, fuera.
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