Radicalidad y Amor de vida
Radicalidad y Amor de vida
La intransigencia que proviene de la desilusión reiterada, o de creerse poseedor del saber verdadero, y querer tener completa razón del cómo hacer y cuál es el comportamiento correcto a seguir, es uno de los síntomas de la ofuscación por sufrimiento y complejo de inferioridad. La desilusión de ver o verse no suficientemente…y exigir o exigirse ser o ir de…puede acabar en posiciones radicales.
Si se ha tenido de pasar por ese estado radical, así ha tenido de ser, pero siempre se puede ver más y mejor. Ver que todo está en cambio, que la hipocresía que vemos es la evidencia del conflicto psicológico y emocional, y que “quien esté libre de “pecado” que tire la primera piedra”, que el sentirse culpable y culpabilizar va unido. Se hace lo que se puede siempre, y dicen con parte de razón, que es de buen nacido ser agradecido, pues agradecer la vida es saber del gozo o amor del vivir, todos hemos gozado, y gozamos aunque hayan problemas. Lo radical en la exigencia, intolerancia y desconfianza, agria nuestro sentir, nuestra inocencia (no ignorancia) por descubrir un ahora pleno, ahora.
El ver da comprensión y compasión, también claridad que diluye las etiquetas de culpables y del cómo hay que hacer. Este festival que es la vida está abierto a toda posibilidad, y ser feliz y estar en paz es realmente una buena opción siempre. Lo auténticamente radical es que las cosas son como son, y como son, son Ser; que nuestra realidad más original trasciende todo e incluye todo.
Amor de vida
Hacer el amor con todo, es convertir toda relación en gozo, la satisfacción, la alegría por el hecho de ser vida es pura coherencia con la vida. La vida quiere vivir porque la vida está enamorada de la vida, tolera y supera todo dolor y sufrimiento por ese mismo amor de ser vida, pues la vida vale la pena vivirla por el amor intrínseco en ella misma. Todo lo que vaya a favor de gozar, disfrutar, alegría, belleza, placer, felicidad; el amar cualquier aspecto del vivir en defensa de un bien común, y en lo posible minimizar e erradicar el dolor o sufrimiento en cualquier circunstancia de la vida, es saber ser consecuente con la vida.
Inevitablemente el dolor y sufrimiento surgen en la experiencia del vivir, pero es el aspecto que indica el valor mismo del amor de vida. También el egoísmo exacerbado provocando sufrimiento en lo aparentemente lo otro, no es más que el amor despistado y egocentrado. La fuerza de la vida por querer vivir en toda su inmensa pluralidad de aspectos, es el amor de Ser, jugando a ser, sin dejar de ser lo que esencialmente Es.
Reconocer el amor como vida, y amar, contemplando y gozando; eso mentalmente es estar alineado con la vida. Reconocer que el amor como vida, proviene, la configura y trasciende la paz absoluta de Ser, el ser en su originalidad eterna, lo que somos idénticamente como Ser; eso culmina nuestra autenticidad.
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