937.116.002

Avinguda Barberà, 226-236, local 4, 08203 Sabadell

ABIERTO TODOS LOS DÍAS DE LA SEMANA

  • Español
  • Català
nada

No somos nada

No somos nada

Realmente la expresión no somos nada, quiere decir no somos nadie, quiere decir no somos alguien, somos nada. Cuando la muerte de una persona (forma) deviene o las pretensiones de ser y conseguir quedan en nada, es normalmente cuando estas expresiones surgen. La palabra nada es una de las menos comprendidas, pues la ausencia de algo se le llama nada, y quiere decir que no hay eso que se pretendía que hubiere, pero de algo es simplemente un contraste sobre ese algo. Pues la insistencia en no ha, es siempre sobre algo que se desearía que hubiera, y la ironía ¡no es nadie…! suele indicar la exaltación de un alguien como conocimientos, picardía, fama, saber hacer…etc. 

La experimentación de esa nada

La experimentación de esa nada es siempre un constante siendo, hasta en el dormir somos en una apariencia de ausencia. Es al despertar que afirmamos nuestra falta de recuerdo sobre algo, y hacemos un razonamiento mental de que no éramos por el intervalo de tiempo sin memoria, cuando en realidad lo que llamamos intervalos de tiempo, la mayoría de ellos no hay recuerdo. La palabra nada se usa como contraste, pero la profunda y seria indagación, nos lleva al reconocimiento de una constante de presencia. Este reconocimiento de siendo presencia, es esa ausencia simultánea a toda cosa, que da contraste a cualquier forma de experiencia, esa nada es ella misma siendo, llena de ella misma como presencia constante en toda experiencia. 
 
La nada es el valor más positivo, es siendo que todo es, el valor de Ser, es en positivo, pues lo positivo por excelencia es la afirmación de Ser siendo eternamente. Ser es lo que configura y desfigura toda forma, cosa, o experiencia, es el real contínuum porque está más allá de la apariencia del tiempo, es nuestra original naturaleza.

Jugar es dar rienda Suelta

Jugar es dar rienda suelta a nuestra creatividad, nuestra creatividad es la vida jugando, y la experiencia de lo que llamamos vida es la conciencia. El ser consciente de la experiencia, este Ser, el ser consciente es el juego del Ser. La inocencia infantil vive el juego en su misma replica verdadera, la espontaneidad del jugar con todo lo que se dispone y la imaginación como soporte. La imaginación de la conciencia es la objetivación global en forma de experiencia o consciencia. La subjetividad como conciencia es el jugador. La conciencia no tiene límites en su juego, y ella permanece estable aunque se confunda con el juego, pues el juego está hecho de ella misma y simultáneamente ella misma es aparte del juego. 

Todo es un juego

Saber jugar es saber que todo es un juego, la identificación personal limita la espontaneidad por la seriedad de creerse perdedor o ganador. Al creerse persona siempre acabará perdiendo, dejará de ser lo que se cree ser, por la evidencia de que las formas desaparecen. Saber jugar es gozar intensamente del jugar sin miedo a perder o ganar, pues jugar es el jugando y no el acabando. Verdaderamente saber jugar es saberse como el jugador real, la conciencia, la vida es toda la experimentación de ella misma como conciencia y consciencia, la conciencia es el artífice de toda posible experiencia. 
 
Por muy intensamente que se viva una experiencia, ella siempre está sostenida por el hecho de ser consciente de ella, investigar ese ser consciente lleva a la discriminación certera de lo que uno es, es conciencia, y eso gusta y trasciende el juego. Si no se ve que el juego está aquí debido a la conciencia y que nuestra realidad es simultáneamente e independientemente al juego, el juego se puede convertir en un tormento… hasta el despertar de ser conciencia…a jugar que es un juego.
 
[wp-rss-aggregator limit=”5″]

No Comments

Leave a reply

eight − three =